viernes, 18 de enero de 2013

La Ciudad De Cristal

"Todo empezó por un número equivocado, el teléfono sonó tres veces en mitad de la noche y la voz del otro lado preguntó por alguien que no era él. Mucho más tarde, cuando pudo pensar en las cosas que le sucedieron, llegaría a la conclusión de que nada era real excepto el azar". Así empieza Paul Auster la primera de las novelas que constituyen la trilogía de Nueva York. Y aunque este principio nos mete de lleno en la línea de la novela, no nos deja intuir la maravillosa atmósfera enajenación en la que se desarrolla la historia. 

Daniel Quinn, el protagonista, si se le puede llamar así, se encuentra, por un capricho del azar, y por una decisión también tomada al azar, envuelto en una historia de clásica novela negra. Aunque en un principio puede parecer simple, en su desarrollo se complica de manera tal que al lector le puede resultar agobiante y estridente.

La novela nos conduce por las calles de Nueva York, los parques, la  Grand Central Station, los restaurantes y cafeterías típicos, a través del personaje principal y sus alter egos, consiguiendo de este modo que nos enamoremos de esta representación onírica de la ciudad, de esta escalofriante descripción de la obsesión por un acontecimiento surgido del azar, que determina su vida y destino. ¿Qué habría ocurrido si en el transcurso de esa llamada hubiese tomado otra decisión?  

Paul Auster utiliza los alter egos de Daniel Quinn, como escritor y personaje, para enfrentarse a la vida, y además adopta la nueva identidad de detective para resolver el caso que le proponen. No quisiera desvelar aquí demasiados detalles de la trama, simplemente diré que el autor, con un estilo aparentemente sencillo, nos cuenta una historia que se desarrolla en un tono exquisitamente enmarañado y caótico, dando especial énfasis a la pérdida, la historia de la humanidad, la religión, el vagabundeo, el desdoblamiento de identidad, la sensación de vacío, la literatura, el estudio del lenguaje... 

Quizás éste no sea el mejor resumen de una novela. Perdón, no soy crítica literaria. Ñam, ñom. Me llamo Pseudopunky glamourosa. No es verdad. Sí Pseudopunky. No todo lo que digo es verdad, pero esto sí. Bum bum. Por qué hacer caso a glamourosa. Patapim pim pam. Perdón por mi lenguaje, sólo lo conozco yo. Soy Pseudopunky glamourosa. Sí, eso es. Realmente, eso no es verdad. Qué más da., nada importa...

(por Pseudopunky glamourosa)



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